Tras asumir el Gobierno Joaquín Prieto, Diego Portales decidió abandonar sus cargos, para así poder tomar sus propios negocios en a ciudad de Valparaíso, sin embargo, de alguna u otra manera siguió vinculado con el Gobierno, obteniendo en 1835 el cargo de ministro de Guerra y Marina y de Interior. Portales optó por poner todas sus preocupaciones en los países limitrofes, ya que notaba como la principal amenaza para el desarollo de Chile se encontraban en la recién formada Confederación Perú-Boliviana.
En 1836 el gobernante boliviano general Andrés de Santa Cruz creó la Confederación Perú-Boliviana, tras haber tomado ventaja de las luchas internas que se llevaban a cabo en Perú, siendo declarado como "protector vitalicio" de la confederación. Lo anterior dejaba bastante claro las intenciones de Santa Cruz por expandirse, lo cual revivía la eterna disputa entre Chile y Perú por el control comercial del Océano Pacífico.
Debido a esto, hubo varios intentos de rebelión dentro de país, como lo es el caso de Ramón Freire, quién tras haber estado exiliado en el Perú luego de la derrota liberal en Lircay, decidió volver a Chiloé para acabar con el gobierno conservador, pero fracasó. Finalmente Portales fue el que dio los movimientos correctos, decidiendo que la única manera de evitar el expansionismo boliviano era acabando con la Confederación Perú-Boliviana.
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